lunes, 2 de febrero de 2009

Porno en el televisor

Verano de 2003 y la Selección chilena Sub 20 daba jugo espeso en el Sudamericano de la categoría que se disputaba en Uruguay.
La Roja jugaba en Colonia y dirigida, extrañamente, por dos técnicos (César Vaccia y Fernando Cavalleri, también apodados "Los hermanos sin dolor"), era lo más parecido a un chiste.
El equipo lo componían buenos jugadores, hoy repartidos en ligas como la mexicana, española e italiana, además de ser la base de la Selección adulta. Pero por esos días andaban preocupados de puras cabezas de pescado.
Era de noche y los muchachos se divertían en el hall del hotel de concentración. Las bromas eran bien fomes y el único que las celebraba era un representante de jugadores que pasaba metido en el lugar. Obvio, eso era parte del esforzado trabajo de vender la pomada.
En el hall había un inmenso televisor que, mientras los lolitos chacoteaban, mostraba un partido de fútbol que no interesaba a nadie. Ese aparatito luego haría pasar uno de los peores ratos a dicho agente de futbolistas.
Mientras este sujeto se reía con los jugadores, uno de los seleccionados apodado "Mago" (me imagino que saben de quién hablo) tomó el control remoto para hacerlo tropezar de lo lindo.
Justo cuando el empresario le daba la espalda al televisor, el jugador cambió de canal y puso la señal de porno más exagerado del que disponía la tele. De un segundo a otro, en el inmenso televisor del hall, un hombre y una mujer tenían sexo como malos de la cabeza.
Sin percatarse de nada, cuando el empresario giró se encontró de golpe con un enorme pene y varios quejidos que surgían de la pantalla. El futbolista ya había desaparecido, al igual que sus compañeros, y el control no estaba por ninguna parte.
El representante se puso como loco. Él era el único tipo frente al televisor y no sabía cómo sacar el sexo de la pantalla.
No pasó ni un minuto y una de las recepcionistas del hotel se acercó al agente para pedirle, con cara de "puta el viejo caliente", que cambiara el canal, lo que el hombre nunca logró.
Al otro día, cuando aún no se le quitaba lo rojo de vergüenza del rostro, al empresario le contaron que el control remoto había sido escondido debajo del sofá y que los mismos jugadores que él buscaba tentar con sus sonrisitas condescendientes le habían hecho la bromita.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

jajaja... simplemente brutal. A que gentuza les dan la camiseta de esa gran seleccion. jejejeje

Saludos, Granuy

Anónimo dijo...

jajajajaja

Anónimo dijo...

deguro los futbolistas estaban
dco la dieta del caballo