sábado, 13 de diciembre de 2008

Cóndor for ever


El partido de mañana entre Palestino y Colo Colo, la primera final del Clausura 2008, no ha hecho más que retroceder mi memoria a la niñez.
Al igual que en 1986, cuando yo era un peque, árabes y albos juegan una final en el Nacional. Igualito a esa noche en que mí ídolo, el culpable de que yo gastara harto tiempo creyéndome arquero, demostraba que era un crack.
Roberto Rojas, el mismo que en un partido con Brasil se provocó un corte que le rajó la frente a él y el estómago al fútbol chilensis, ganó dos mano a mano y tuvo tres tapadas geniales, que hacían dudar de cómo un hombre podía decidir tan rápido, doblarse de tal manera y volar tanto para llegar a tapar un balón.
Lo que pocos saben es que ese arquerazo, que jugó en canchas brasileñas, hasta el día de hoy está seguro de que esa noche ante Palestino la cosa no se trató de pura capacidad personal, sino que había un buen toque de aduya divina.
El Cóndor era fanático y devoto de la Virgen de Lourdes, la mujer cuyos colores característicos son el celeste y el blanco. Y por eso en gran parte del campeonato 1986, y obviamente en la final, Rojas jugó con una camiseta celeste y el resto de blanco.
Tras ganar el título esa noche, el tremendo Cóndor Rojas le agradeció a su familia, a su compañeros y "a la Virgen de Lourdes, que me acompañó todo este año".
A más de 20 años en nuestros pastos no ha aparecido nadie que sea capaz de dar el espectáculo que daba Roberto Rojas.

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