viernes, 28 de noviembre de 2008

El chino que terminó de asesino


Entre 1995 y 1997, Wen Junwu vivió sus mejores años. Adolescente aún, el entonces joven chino veía como el sueño de ser futbolista lo esperaba a la vuelta de la esquina. No era Zinedine Zidane, pero en un país malo para la pelota, él tenía su gracia.
Wen, que en la foto del "China Daily" muestra todo su talento, se esforzó y fue seleccionado sub 20, lo que más tarde le traería otro premio: jugar en el primer equipo del famosísimo Guangzhou Apollo. Pero la buena vida le duró poco al muchacho.
Obsesionado y tentado con el maldito dinero, Wen se olvidó de romperla en la cancha y se implicó rápidamente en el negocio de las apuestas ilegales. Con muy poca suerte, porque en 1999 los directivos del Guabgzhou Apollo sospecharon que el futbolista, además de su DT y tres compañeros, estaba jugando sucio y lo expulsaron sin derecho a pataleo.
Wen ni siquiera intentó reconciliarse con el fútbol y, ya fuera de los campos, se entregó en cuerpo y alma a las apuestas. Aunque continuó sin suerte, porque lo poco y nada que tenía lo perdió.
Pero el muchacho era porfiado y siguió con la tonterita, pidiéndole constantemente plata a un prestamista. Eso hasta que su deuda llegó a casi 12 mil dólares y fue conminado a pagar.
Wen, que había dejado clarito que era malísimo para apostar, no tenía ni uno e ideó un plan de salvataje: matar al prestamista. Y cumplió. El año pasado, junto a otros dos suejtos, lo apuñaló y, de pasadita, le robó 146 dólares.
La suerte de Wen, sin embargo, estaba echada y a los pocos días fue detenido. En el juicio el ex futbolista se comportó con dignidad y se declaró culpable de asesinato y robo, aunque esa confesión sólo apuró el proceso para ser condenado a muerte. En dos años Wen podría conmutar la sentencia por cadena perpetua, aunque a estas alturas del partido ya nadie cree que la suerte esté del lado de Wen.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esa si que es perra vida