sábado, 29 de noviembre de 2008

Julio González, futbolista de verdad

Anoche comenzó la Teletón, obra que para algunos es digna de elogio y para otros no es más que el reflejo perfecto de mendicidad por culpa de un Estado que es incapaz de garantizarle la salud al ciudadano necesitado. Que eso lo juzgue cada uno.
El tema es que con ella se me vino a la cabeza la historia de Julio González, un excelente delantero paraguayo que en diciembre de 2005, a los 24 años, frenó de sopetón su promisoria carrera.
Se acercaba Navidad y González había decidido viajar a Paraguay para pasar la fiesta junto a su familia. Ganador de la medalla de plata en Atenas 2004 y figura en el Vicenza de Italia, Julio era el orgullo de la casa.
El jugador programó su viaje para el 22 de diciembre de ese año, pero el destino no quiso que alcanzara a llegar al aeropuerto. En la carretera rumbo al terminal el auto que conducía, y en el que también iba su compañero argentino Rubén Grighini, chocó a gran velocidad con dos camiones y todo se fue a la mierda.
Grighini sólo tuvo fractura de peroné, pero el guaraní sacó la peor parte: sufrió múltiples fracturas que obligaron a los médicos a amputarle el brazo izquierdo.
González sacó fuerzas quién sabe de dónde y se propuso salir adelante. El Vicenza le ofreció ser DT en sus divisiones inferiores, pero él quería otra cosa: volver a pisar una cancha.
Y lo que parecía imposible lo logró en noviembre del año pasado, cuando vistiendo la camiseta del Tacuary, González actuó 60 minutos frente a Olimpia, en un partido oficial de la liga paraguaya. Sólo fue reemplazado por los fuertes calambres que sintió. La larga inactividad le pasó la cuenta.
"Para mí esta es la victoria de la voluntad sobre la desesperanza", dijo esa vez, aunque pronto tuvo que resignarse al retiro.
Julio González estaba obligado a jugar con una prótesis para mantener el equilibrio frente a los sucesivos roces que hay en el fútbol, pero el elemento no estaba permitido por ser peligroso para los rivales. Qué importa, el paraguayo ya había demostrado que era de verdad.

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