viernes, 9 de enero de 2009

El vendedor tentado

Tener en manos propias una camiseta de Alessandro del Piero, Pavel Nedved o Gianluigi Buffon, todas estrellas de la Juventus, debe provocar picazón. Y no por rechazo precisamente, sino que por las ganas de ponerse la vestimenta encima e ir a lucirse con ellas en una pichanga con los amigos.
Pero esos inocentes deseos de ponerse un buen día la casaquilla de un grande es apenas un sueño de cabro chico y harto lejano de lo ocurrido con Adrián Oliva, el italiano que hasta hace poco era el encargado de la tienda oficial de la Juve en su centro de entrenamiento en Vinovo, Turín.
¿Qué sucedió con Oliva? Por sus manos pasaban todos los días las camisetas de los jugadores de la Vecchia Signora, ya fuese para acomodarlas en montones o para vendérselas a los hinchas que se derretían por ellas. Eso hasta que el hombre empezó a caer en la tentación.
Poco a poco, sin que se notara, el pillo de Oliva fue quedándose con una que otra camiseta, aunque no para coleccionarlas en su ropero personal. La ropa la revendía.
El manotazo, en todo caso, no le duró mucho al italiano. Sus jefes se percataron de la constante falta de camisetas, así que no lo pensaron dos veces y pusieron una cámara en el depósito. Resultado: en un par de días pillaron al ladrón en pleno acto, metiendo el botín en una bolsa de basura.
Oliva ya había robado unas 2.000 camisetas y fue detenido justo cuando iba camino a España para distribuirla en el mercado negro. En el furgón portaba 400 prendas, mientras en su departamento se hallaron 600 casaquillas más y 1.900 euros. Ahora, la cana lo espera.

2 comentarios:

m dijo...

Menudo pajaro, pero cada uno se gana la vida como puede, seguro que los de la Juventus no comian sin ese dinero.
Saludos.

Anónimo dijo...

Hay que ser harto gil